jueves, 13 de diciembre de 2012

¿Te acuerdas?


Volvamos a criticar juntas, a beber de una taza de desayuno, Ron y coca-cola, sentadas encima de tú cama. Cuéntame quien te gusta, seamos  sinceras, riámonos de todo el mundo, hagámonos fotos que jamás nadie las vea, cosas impensables, bailemos por todo el salón, hagamos cosas que solo las hagamos tu y yo, pero que nunca las olvidaremos.  Después esperaremos a que nuestros padres lleguen del bar. Llegó la hora de despedirse, pero no para siempre por favor. Me iré a mi casa, después sigamos hablando hasta que nos caigamos del sueño, y decidamos darnos las buenas noches. Entonces recordaremos esta tarde para siempre.

Ahora no estás, hace exactamente diecisiete meses que no vienes a mi casa, mi habitación y yo te echamos de menos, ojalá te pudiera decir que volvieses con mis propias palabras, pero soy tan débil. Me encantaría poder volver a contarte todo, y con todos los detalles, escuchar tus consejos; todo sería infinitamente más fácil. No puedes imaginar todo lo que te necesito, te necesito a mi lado y más que nunca; pero no estás, y probablemente no volverás a estar.

La gente me dice que te olvide, en una época lo intenté, ya me he rendido, no puedo quitarte de mi vida; bueno, el verdadero problema, es que no quiero. Me siento tan sola, y pienso que si estuvieras tú, podría ser la verdadera yo. Sin mentiras y sin engaños, simplemente serías una amiga a la que la contaría todo, te iría a ver todos los domingos, montar a caballo, y si no iríamos juntas al cine; empezaríamos la interminable y, por supuesto, fallida operación bikini.  Íbamos a irnos a Ibiza, cuando cumpliésemos los dieciocho, ¿Te acuerdas? y después a mi casa de la playa, y además iba a conducir yo. Teníamos todo ese verano planeado, iba a ser tan perfecto. Pero ahora ya no puedo pensar que haremos nada de eso, y mucho menos, que lo hagamos juntas.

Ojalá leyeses esto, pero sé que jamás lo harás. A partir de ahora intentaré no volver a pensar en ti, pero sé que no lo conseguiré. No sé cómo diablos se puede quererte tan fuerte. Adiós, pero estoy segura que volveré a escribirte.

Una realidad soñada.


Quizá si yo hubiera sabido que serias imposible para mi, que tú solo estarías en mi cabeza, y yo al tenerte no pudiera hacer nada, solo pensarte. Quizá si hubiera sabido que tú solo serías un sueño, ni te hubiera soñado. Pero lo hice, pensé que hasta esa “pequeña silueta” podría hacerse realidad, que la distancia no fuera nuestro problema, que aunque no nos viésemos todos los días, ni todos los sábados nos perdiéramos por Madrid, podríamos ser felices cuando pudiéramos vernos, sea donde sea y cuando sea, pero tú y yo. ¿Lo imaginas?
Yo lo he imaginado demasiadas veces creo, pero ¿sabes qué? prefiero haberte conocido y poder soñar contigo que no haberlo hecho y soñar con algo más imposible aún, porque... ¿y si algún día deja de ser un sueño?